Hongos en la cabeza. Tipos, síntomas y cómo tratarlos

El cuero cabelludo es una zona muy especializada de nuestra piel, con características propias adaptadas para cumplir varias funciones importantes: actúa como barrera física y proporciona protección inmunológica y aislamiento térmico. 

Muchos factores afectan la piel del cuero cabelludo y su equilibrio, que es sensible al estrés, la contaminación y a las agresiones de agentes externos. Su salud puede verse comprometida por diferentes causas, entre ellas, las infecciones fúngicas. En este artículo, revisaremos las causas de la aparición de hongos en la cabeza, veremos qué tipos son los más habituales y los tratamientos para acabar con estas infecciones.  

¿POR QUÉ SALEN HONGOS EN LA CABEZA?

Como decíamos, la piel del cuero cabelludo tiene características propias que la hacen  diferente a la del resto de nuestro cuerpo. Una de las más importantes es la elevada presencia de componentes acuosos y grasos que forman su manto superficial, donde se alberga el conjunto de microorganismos que conforman el microbioma capilar.

Este microbioma está formado por millones de hongos, bacterias, ácaros, virus y protistas que viven en el cuero cabelludo alimentándose de células muertas, lípidos y otras sustancias. Generalmente, hay un equilibrio entre la piel y estos microorganismos pero cuando este equilibrio se altera, los mismos hongos que conforman la microbiota, proliferan más de la cuenta y causan infecciones y otros problemas capilares. 

Cuando aparecen infecciones de hongos en la cabeza, lo primero que nos pasa por la mente es el contagio. Esta es una de las causas principales y suele ser habitual que la transmisión se produzca por contacto o cuando utilizamos utensilios o accesorios de peinado de alguien que esté infectado: cepillos, accesorios para el pelo, gorros... Aunque dependiendo del tipo de hongo, también es posible el contagio a través de los animales. 

Pero existen otras causas que favorecen el crecimiento de hongos en la cabeza: la humedad y/o sudoración excesiva, una higiene insuficiente, un sistema inmune debilitado, una alimentación inadecuada y el estrés son factores decisivos.

TIPOS DE HONGOS, SÍNTOMAS Y TRATAMIENTOS

En la microbiota del cuero cabelludo se pueden identificar diferentes familias de hongos. Las que suelen causar afecciones capilares más frecuentemente son: Ascomycota (hongos dermatofitos de los géneros Trichophyton y Microsporum) y Basidiomycota (Malassezia, Cryptococcus y Trichosporon)

Malassezia

Este género de hongos de levadura es el principal hongo de la microbiota humana. Se alimentan de los lípidos presentes en nuestra piel, por lo que son habituales en las áreas del cuerpo ricas en glándulas sebáceas como, por ejemplo, la espalda, el pecho y el cuero cabelludo. 

Una proliferación excesiva de estos hongos puede generar determinadas afecciones dermatológicas, como: dermatitis seborreica (incluyendo caspa), foliculitis, dermatitis atópica o psoriasis, entre otras.  Los principales síntomas de micosis son:

Picor y escozor, en ocasiones con enrojecimiento e inflamación, son las primeras señales, independientemente de la afección que se desencadene al final. 

Caspa: la aparición de caspa grasa es un síntoma muy habitual. Puede afectar también a cejas, barba y pecho. Y se caracteriza por placas grasas y amarillentas.

Los tratamientos habituales contra el Malassezia suelen ser tópicos. Un especialista recetará el tratamiento adecuado que puedes reforzar con un champú antimicótico. 

En Redenhair, hemos desarrollado un efectivo Champú Anticaspa que ejerce actividad antibacteriana y antimicótica gracias a los compuesto Piroctona-Olamina y Climbazol, y está indicado para el tratamiento de la dermatitis seborreica del cuero cabelludo y la pitiriasis capitis (caspa).

Dermatofitos Trichophyton y Microsporum

Este tipo de hongos se alimentan de queratina, abundante en uñas, cabello y piel. El hongo ataca la parte externa del cuero cabelludo y el cabello.  

La afección que causan se denomina dermatofitosis, comúnmente conocida como tiña del cuero cabelludo o tiña capitis. Esta infección es muy contagiosa y suele ser frecuente en niños de edad escolar. Los principales síntomas son: 

Debilitación del cabello, que se rompe o se puede arrancar fácilmente.

Apacición de parches, de forma redondeada. En estas zonas, el cabello se ha desprendido y se aprecia una piel inflamada de aspecto escamoso. Es posible que estos parches se agranden progresivamente. La pérdida de cabello en este caso es totalmente reversible. 

Sensibilidad y/o dolor en la zona, sobre todo al palpar, debido a la inflamación. Esta reacción, caracterizada por enrojecimiento y picazón intensa, es resultado de la reacción de las células de la piel a las enzimas liberadas por el hongo durante el proceso de metabolización de la queratina.

El tratamiento para la tiña, consiste en la toma de medicamento antimicótico por vía oral bajo prescripción médica. Es posible reforzar el tratamiento con un champú antimicótico que contribuirá a eliminar las esporas del hongo y a prevenir su propagación. En este caso, no es necesario rasurar la cabeza ni cortar el cabello como parte del tratamiento.

Trichosporon

La micosis de este género de hongo, perteneciente a la misma familia que el Malassezia y presente también en la flora cutánea, origina una afección superficial llamada Piedra Blanca. 

Este tipo de infección se distingue por la presencia de unos nódulos, entre amarillentos y blanquecinos, que invaden todo el tallo piloso y que son visibles vía observación directa. Suelen ser blandos y se pueden desprender con facilidad. Es habitual en los pelos de la cabeza, pudiendo expandirse a cejas, pestañas, barba y bigote, axilas y pubis. 

Esta micosis se inicia rápidamente cuando el pelo sale del folículo, invadiendo las células cuticulares. Normalmente produce lesiones únicamente en la superficie del pelo pero, ocasionalmente, puede invadir la corteza y causar la rotura del pelo. También hay que tener en cuenta que puede colonizar el cuero cabelludo, convirtiéndolo en reservorio, lo que favorece las recurrencias. 

El tratamiento más efectivo es cortar o afeitar la zona afectada, pero al conllevar consecuencias estéticas, normalmente se opta por un tratamiento con antifúngicos tópicos: una combinación de champú antimicótico y un antimicótico sistémico, para eliminarlo también del cuero cabelludo.

Piedraia hortae

Este hongo no es habitual de la flora cutánea y suele predominar en climas tropicales húmedos. Su proliferación causa una infección parecida a la anterior, denominada Piedra Negra. 

Distinguiremos esta afección por la presencia de pequeños nódulos en el tallo piloso, en este caso de color oscuro, con consistencia firme a la palpación y que no se desprenden fácilmente. Este tipo de micosis es exclusiva de los pelos de la cabeza y cuando se cepillan se nota una sensación de arena. Causa lesiones en el cabello y puede romperlo, aunque no invade la corteza. También es habitual que cause la pérdida de brillo del cabello. 

La causa principal de su aparición es el contagio por agua o por contacto con personas infectadas y material contaminado: cepillos, peines, etc. y el tratamiento es el mismo que para la Piedra Blanca.

CÓMO PREVENIR LOS HONGOS EN LA CABEZA

Todas estas infecciones fúngicas del cuero cabelludo que hemos comentado son patologías de carácter benigno, por lo que no suponen un riesgo para la salud ni suelen ir más allá de las consecuencias estéticas.

Aún así, toma nota de los principales consejos para prevenir la proliferación excesiva de estos hongos y evitar así, las molestias que traen consigo:

1.Practica buenos hábitos higiénicos. Sobre todo, tras ir al gimnasio o a la piscina, ya que son lugares donde es fácil contagiarse. 

2.Asegúrate de secarte bien después de la ducha. 

3.No compartas toallas, cepillos, peines ni otros accesorios para el cabello. 

4.Si tienes mascotas, revísalas frecuentemente y aplica tratamiento si es necesario. Son una fuente de contagio importante.  

5.Sigue una alimentación saludable y equilibrada que ayude a tu sistema inmunológico.

6.intenta controlar tus niveles de estrés. Practica deporte, algún hobby o, simplemente, date un respiro de vez en cuando.

7.Cuando detectes algún síntoma acude rápidamente al dermatólogo.